viernes, 19 de octubre de 2012

trabajo de el monte de las animas

LA TRADICION EN EL MUNDO Y EN ESPAÑA SOBRE EL DIA DE LOS DIFUNTOS:

La llegada tanto de inmigrantes como de sus tradiciones han conformado a lo 
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largo de los últimos años una rica oferta para el primero de noviembre
Con la inmigración latinoamericana y la celebración de Halloween, tradición con cada vez más aceptación en España, el uno y el dos de noviembre, días de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, respectivamente, combinan cada vez más las costumbres locales con otras más pintorescas llegadas del otro lado del Atlántico.

EN ESTADOS UNIDOS: Lo cierto es que en estas fechas la clásica celebración religiosa, que llena los cementerios españoles de flores, se ha solapado en los últimos años con el ritual angloamericano y con las coloristas versiones latinas del Día de los Muertos, todo un acontecimiento en países como México o Ecuador.
Es precisamente Ecuador, tercer país en número de inmigrantes en España (con 420 mil 110 ciudadanos en 2007), el que más deja ver sus tradiciones locales estos días, en las que destacan la elaboración de platos típicos como colada morada y guaguas de pan, frijoles o arroz.
Nombrado hace poco miembro de la Ejecutiva del Partido Popular (PP) de Madrid, el ecuatoriano Washington Tobar admitió que la festividad tiene en España un carácter más familiar que público.
“Nos reunimos para compartir, eso se hace tanto acá como allá, pero aquí se hace más en los hogares, de manera más individualizada”, señaló.
Si acaso, dijo Tobar, “son los de Llano Grande, una región al Norte de Quito, los que participan más activamente, ya que en mi país suelen ir a los cementerios portando los alimentos que el difunto disfrutó más en vida y los consumen alrededor de su tumba”.
El año pasado, indicó, los llanograndenses residentes en Madrid celebraron el Día de Difuntos vendiendo en diversos puntos de la capital guaguas (figuritas de pan con forma humana típicas de esta festividad) con fines humanitarios.
También México ha hecho intentos de exportar su Día de Muertos -declarado en 2003 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO- mediante la celebración estos días de algunos actos coordinados por la embajada, si bien esta llegada de la “Catrina” (representación de la muerte) ha resultado más institucional que popular.
Por otra parte, la tradición angloamericana de “Halloween” sí sigue calando cada año más en la sociedad española, al menos, en su vertiente más lúdica mediante la celebración de la velada en numerosos restaurantes, bares y discotecas.
La llegada a España tanto de inmigrantes como de sus tradiciones han conformado a lo largo de los últimos años una rica oferta para el primero de noviembre, donde no estarán los chinos, ya que éstos, a diferencia de Occidente, recuerdan a sus muertos el 5 de abril o “Día de Barrer las Tumbas”.
Advierten contra la cultura de la muerte
El responsable del Servicio Antisectas de la Asociación católica Juan XXIII en Roma (Italia), Aldo Bonaiuto, advirtió ayer contra “la cultura de la muerte” que representa la fiesta de Halloween.
En una entrevista con el periódico católico Avvenire, Bonaiuti denuncia que durante la noche del 31 de octubre “se roban hostias consagradas y se profanan cementerios”, además de “celebrarse ritos satánicos en muchas iglesias desconsagradas”.
Bonaiuti llama a los padres y profesores a desanimar a los muchachos a participar en reuniones con “desconocidos” o “ambiguas” o “secretas” con motivo de esa celebración.
“Halloween impulsa a las nuevas generaciones a una mentalidad mágico-esotérica, ataca lo sagrado y los valores del espíritu través de una falsa iniciación en las artes y las imágenes de lo oculto”, agregó.
Por otra parte, Giovanni Rinaldi, obispo de Acerra, localidad del Sur de Italia, ha recordado que hace un año justamente se asesinó a una joven británica durante la noche de Halloween, en un caso que se ha hecho muy conocido en Italia.
Rinaldi llama a boicotear la fiesta de Halloween con una propuesta a los párrocos en los que les pide que tengan “las iglesias abiertas esta noche, para recordar uno de los ritos más queridos de la comunidad cristiana”.
El obispo se refiere a la adoración del Señor de la Luz contra el Señor de las Tinieblas.
“Preferimos la noble solemnidad de los muertos que nos pertenecen que la ridícula e insignificante alegría que hemos importado y que está contagiando a nuestros hijos”,

Día de Todos los Santos

ESPAÑA



Historia
La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquia en el Domingo antes de Pentecostés.
También se menciona este día en común en un sermón de San Efrén el Sirio en 373. En un principio solo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueran asignando gradualmente, y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios de 411 había en el Calendario caldeo de los cristianos orientales una “Commemoratio Confessorum” para el viernes. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagró el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario.

EL MONTE DE LAS ANIMAS
(Gustavo Adolfo Bécquer: Leyendas)

La Noche de Difuntos, me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
Intenté dormir de nuevo. ¡Imposible! Una vez aguijoneada la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarlo de la rienda. Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.
A las doce de la mañana, después de almorzar bien, y con un cigarro en la boca, no le hará mucho efecto a los lectores de El Contemporáneo. Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire de la noche.
Sea de ello lo que quiera, allá va, como el caballo de copas.

I
-Atad los perros, haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Animas.
-¡Tan pronto!
-A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras, pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.
-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?
-No, hermosa prima. Tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.
Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos. Los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían a la comitiva a bastante distancia. Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:-
-Ese monte que hoy llaman de las Animas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran solos sabido defenderla corno solos la conquistaron. Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres. Los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos. Cundió la voz del reto, y nada fue a parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras. Antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería. Fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres. Los lobos, a quienes se quiso exterminar, tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte, y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse. Desde entonces dicen que cuando llega la noche de Difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos. Y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria lo llamamos el Monte de las Animas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.
La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporársele los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.

II
Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor, iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.
Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso. Beatriz seguía con los ojos, y absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.
Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.
Las dueñas referían, a propósito de la noche de Difuntos, cuentos temerosos, en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.
-Hermosa prima exclamó, al fin, Alonso, rompiendo el largo silencio en que se encontraban, Pronto vamos a separarnos, tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales, sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.
Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia: todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.
-Tal vez por la pompa de la Corte francesa, donde hasta aquí has vivido se apresuró a añadir el joven. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte... Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía... ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar... ¿Lo quieres?
-No sé en el tuyo contestó la hermosa, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo..., que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.
El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven que, después de serenarse, dijo con tristeza:
-Lo sé, prima; pero hoy se celebran Todos los Santos y el tuyo entre todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?
Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.
Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volvióse a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos, y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste y monótono doblar de las campanas.
Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a reanudarse de este modo:
-Y antes que concluya el día de Todos los Santos en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? -dijo él, clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico:
-¿Por qué no? -exclamó ésta, llevándose la mano al hombro derecho, como para buscar alguna cosa entre los pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro, y después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:
-¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?
-Si.
-¡Pues... se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.
-¡Se ha perdido! ¿Y dónde? -preguntó Alonso, incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.
-No sé... En el monte acaso.
-¡En el Monte de las Animas! -murmuró, palideciendo y dejándose caer sobre el sitial. ¡En el Monte de las Animas! -luego prosiguió, con voz entrecortada y sorda-: Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces. En la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendientes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor hereditario de mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres, y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir el peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche..., ¿a qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas... ¡Las ánimas!, cuya sola vista puede helar de terror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarlo en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.
Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que, cuando hubo concluido, exclamó en un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores.
-¡Oh! Eso, de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de Difuntos y cuajado el camino de lobos!
Al decir esta última frase la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía; movido como por un resorte se puso en pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar, entreteniéndose en revolver el fuego:
-Adiós, Beatriz, adiós, Hasta pronto.
-¡Alonso, Alonso! -dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerlo, el joven había desaparecido.
A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.
Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón, y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.

III
Había asado una hora, dos, tres; la medianoche estaba a punto de sonar, cuando Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, y, a querer, en menos de una hora pudiera haberlo hecho.
-¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven, cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la Iglesia consagra en el día de Difuntos a los que ya no existen.
Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.
Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de las campanas, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído, a par de ellas, pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.
-Será el viento -dijo-, y poniéndose la mano sobre su corazón procuró tranquilizarse.
Pero su corazón latía cada vez con más violencia, las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes con chirrido agudo, prolongado y estridente.
Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden; éstas con un ruido sordo y grave, y aquellas con un lamento largo y crispador. Después, un silencio; un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la medianoche; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas, que casi se siente, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota, no obstante, en la oscuridad.
Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar; nada, silencio.
Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas las direcciones, y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada; oscuridad de las sombras impenetrables.
-¡Bah! -exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho. ¿Soy yo tan miedosa como esas pobres gentes cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura al oír una conseja de aparecidos?
Y cerrando los ojos, intentó dormir...: pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse, más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y rebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.

El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas de aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, y otras distantes, doblaban tristemente por las ánimas de los difuntos.
Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin, despuntó la aurora. Vuelta de su temor entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, tendió una mirada serena a su alrededor, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto, sangrienta y desgarrada, la banda azul que fue a buscar Alonso.
Cuando sus servidores llegaron, despavoridos, a notificarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que por la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Animas, la encontraron inmóvil; asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca, blancos los labios, rígidos los miembros, muerta, ¡muerta de horror!

IV
Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de Difuntos sin poder salir del Monte de las Animas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas terribles. Entre otras, se asegura que vio a los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa y pálida y desmelenada que, con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.


CUESTIONES:
PARTES EN LAS QUE SE DIVIDE LA LEYENDA:
SE DIVIDE EN 5 PARTES:
  • Introducción: Bécquer explica porque escribió la leyenda.
  • Iniciación: Cuando Beatriz y Alonso están de caza en el monte.
  • Progresión: En la cena donde Alonso le da la joya a Beatriz.
  • Clímax: Mientras Beatriz intenta dormirse.
  • Conclusiones: Lo que se dice del cazador extraviado

  • DONDE OCURRE ESTA LEYENDA:
    La totalidad de la obra se desarrolla en Soria ( el monte y la casa del Conde). Los escenarios son: el monte de las ánimas, el comedor donde cenan y los aposentos de Beatriz.

    PERSONAJES:
    a) Alonso:
    .b)Beatriz:

    OPINION SOBRE LOS PERSONAJES:
    BEATRIZ:
    Físicamente es esbelta y hermosa, con un porte que denota su condición noble.
    Psíquicamente es orgullosa y fría. También es observadora, pues se da cuenta de lo impulsivo que es Alonso, y lo manipula para que vaya al monte de las ánimas. Ella propicia el desenlace trágico de la obra

    ALFONSO:
    Físicamente es fuerte y atlético, pero no especialmente bello.
    Psíquicamente es impulsivo y valiente. Se deja llevar por el amor

    RESUMEN DE EL CONTENIDO DE LA LEYENDA:

    *EL AMOR DE ALONSO QUE HACE QUE VAYA AL MONTE SOLO PORQUE LA CHICA SE LO PIDE
    *LA NATURALEZA:EL MONTE DE LAS ANIMAS ES DESCRIPTO COMO LUGAR OSCURO Y LLENO DE MISTERIO
    *LA EVASIÓN:LA EPOCA EN QUE OCURRE ES ANTERIOR A LA DEL AUTOR
    *LA MUERTE:ALONSO MUERE POR BUSCAR EL LAZO DE LA CHICA Y ESTA A SU VEZ MUERE AL SABER DE LA MUERTE DE ALONSO
    OPINION PERSONAL SOBRE LA LEYENDA:
    Es una obra poco original, pues el tema que trata Bécquer, en esa época ya estaba muy tratado. A instancias de esa circunstancia, tiene creatividad, porque en cierta medida aporta cosas nuevas.
    A pesar de su ambientación medieval plantea sentimientos y aspiraciones que siguen vigentes hoy, aunque de otra manera, ya que en la actualidad los sentimientos no se muestran con tanto ímpetu.
    Valores:
    Pone de manifiesto la fidelidad y la valentía de Alonso, con una visión del mundo en la que cabe la existencia del mas allá (las animas).Esta fidelidad y valentía se ve en como solo por tener un regalo de ella, va al único lugar al que teme.
    Gustos:
    Los lugares en los que se desarrolla están muy bien elegidos, ya que estos(montes, lugares solitarios) van acordes con el destino trágico final. También se ve este destino en el tiempo de los hechos( la noche).
    Conclusiones:
    La lectura de esta leyenda me hizo reflexionar sobre el modo de vida de la gente en los siglos pasados y sobre el lenguaje utilizado en la literatura de esa época.
    Yo he llegado a la conclusión de que Alonso, por el amor que profesa a Beatriz, supera sus temores y se interna en el monte de las ánimas, lo que le lleva a la muerte. También, que el espíritu de Beatriz atormentado por la culpabilidad vaga por el monte de las ánimas.

    QUE OPINAS TU DE LA TRADICION DE LOS MUERTOS VIVIENTES?:Opino que es una buena selebracion por q nos hace estar serca de las personas queridas que an fallecido y por eso cullo nombre es el dia de los difuntos.

    ESCRIBE UNA PEQUEÑA HISTORIA RELACIONADA CON ESTE TEMA:
    havia una vez una familia que vivia en venezuela concretamete la ciudad de caracas que venian de españa devido a que en latino America se le da mas homenaje a los difuntos q en su tierra natal entonces un 31 de octubre se le precento a la familia una persona muy qerida para toda la familia y les dio unas instrucciones para que eincontraran algo que el difunto havia dejado en españa y finalmente el padre de esa familia regreso a españa y busbo durante mucho tiempo lo q havia dejado el difunto hasta que por fin incontro las alajas y joyas q havia dejado el difunto en su pequeña cabaña havituada en la sierra de madrid.

    CUENTA SI EN TU PAIS,CIUDAD O PUEBLO A OCURRIDO ALGUNA HISTORIA SIMILAR A ESTE TEMA?:Si exactamente lo mismo que se hace ahora en españa se hace en mi pais y en mi cuidad.

    pablo emilio escobar gaviria

    Pablo Escobar Gaviria
    Pablo Escobar.jpg
    Pablo Escobar
    Nombre realPablo Emilio Escobar Gaviria
    Nacimiento1.° de diciembre de 1949
    Rionegro, Flag of Antioquia Department.svg Antioquia, Bandera de Colombia Colombia
    Fallecimiento2 de diciembre de 1993 (44 años)
    Medellín, Flag of Antioquia Department.svg Antioquia, Bandera de Colombia Colombia
    AliasEl Patrón[1]
    El Capo[2]
    El Duro[3]
    El Zar de la cocaína[4]
    Cargo(s)Fundador y jefe máximo del Cartel de Medellín
    CondenaNarcotráfico
    Asesinato
    Terrorismo
    Secuestro
    OcupaciónNarcotraficante
    CónyugeMaría Victoria Eugenia Henao Vallejo
    PadresHermilda de los Dolores Gaviria Berrío y Abel de Jesús Escobar Echeverri
    HijosJuan Pablo Escobar Henao (1977)
    Manuela Escobar Henao (1984)

    Pablo Escobar Gaviria

    20 de julio de 1982 – 19 de enero de 1984
    PresidenteBelisario Betancur

    Datos personales
    Nacimiento1.° de diciembre de 1949
    Rionegro, Flag of Antioquia Department.svg Antioquia, Bandera de Colombia Colombia
    Fallecimiento2 de diciembre de 1993 (44 años)
    Medellín, Flag of Antioquia Department.svg Antioquia, Bandera de Colombia Colombia


    INFANCIA Y JUVENTUD:
    Según testimonio de su madre, Escobar empezó a mostrar perspicacia y astucia desde cuando cursaba la primaria; ya a inicios de la secundaria, se hizo evidente otra de sus cualidades, su liderazgo, que en aquel entonces era por la defensa de sus compañeros frente a la autoridad del colegio. Escobar y su primo (Gustavo Gaviria Rivero) hacían pequeños negocios en el Liceo "Lucrecio Jaramillo Vélez", (Hoy Liceo de la Universidad de Antioquia) donde ambos estudiaban. El más rentable de éstos fue el intercambio de cómics o revistas de muñequitos. También hacían rifas, vendían exámenes, prestaban dinero a bajo interés, así pues empezó a desarrollar su habilidad para los negocios y el comercio, la cual, a los 18 años la tenía totalmente consolidada. En 1969 terminó el bachillerato en el mencionado Liceo, entonces fue admitido para cursar estudios en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín en la cual estudiaban varios de sus primos Gaviria, entre esos José Obdulio, pero finalmente optó por retirarse ya que prefirió dedicarse a sus negocios personales


    MATRIMONIO E HIJOS:
    Su esposa fue María Victoria Eugenia Henao Vallejo, La Tata, con quien se casó cuando ésta tenía quince años en 1976. De dicha unión nacieron sus dos únicos hijos: Juan Pablo Escobar Henao el 24 de febrero de 1977 y Manuela Escobar Henao el 24 de mayo de 1984. Gloria Gaviria Flores, quien fue su prima consentida, fue la madrina de la boda junto con Carlos Fersch, el mejor amigo del Cartel del Sur. Ella manifiesta que: "Pablo mucho antes de morir me decía que quería que su hijo y el mío deberían ser los dueños del imperio, puesto que él no quería que su imperio acabara". Gloria en la actualidad vive en Bogotá y paga casa por cárcel, la patria potestad de su hijo menor la tiene su abuela, lo último que se supo del joven es que vive en Antioquia, Colombia junto a su abuela. Los hijos del capo, Juan Pablo y Manuela Escobar Henao, después de la muerte de Escobar salieron del país, pero fueron devueltos en cuanto pisaron España, corriendo con la misma suerte en Alemania. Finalmente se instalaron en Buenos Aires, donde tuvieron varios problemas legales que después lograron resolver. Por razones de seguridad, y para alejar el estigma de tener el apellido de Escobar, sus nombres y apellidos fueron cambiados por las autoridades colombianas antes de que salieran de ese país. Así, Victoria pasó a llamarse María Isabel Santos Caballero, Juan Pablo es ahora Juan Sebastián Marroquín Santos y Manuela se llama Juana Manuela Marroquín Santos, identidades que fueron recientemente reveladas por su propia voluntad.
    El 11 de diciembre de 2009, su hijo Juan Pablo presentó el documental biográfico Pecados de mi padre, en el que pide perdón a las familias víctimas de la violencia del narcotráfico.[11]
    El 8 de noviembre de 2006, un día después de la muerte de su madre Hermilda, el cadáver de Escobar fue exhumado por orden de Nicolás Escobar, sobrino de Pablo e hijo de Roberto Escobar Gaviria, alias El Osito. Sebastián Marroquín acusó a su primo de haber vendido las imágenes de la exhumación a la televisión (éstas fueron transmitidas en directo[12] ) y de lucrarse con la memoria del capo. La disputa familiar se hizo más profunda tras conocerse que Nicolás se quedó con tres dientes y un pedazo del bigote que aún quedaba en la osamenta, aunque él alega que las conservó para realizar pruebas de ADN que resolverían los reclamos de paternidad de dos supuestos hijos del narcotraficanteInicios en el crimen organizado

    LOS COMIENSOS DE PABLO ESCOBAR EN EL CRIMEN ORGANIZADO:
    Los comienzos de Escobar en el crimen organizado se dieron lenta pero inexorablemente, y a lo largo de su carrera criminal, se valió de una extraña mezcla de violencia, sangre, paternalismo y filantropía para lograr sus fines. Mientras, por un lado, eliminaba sin piedad a sus competidores, ordenaba asesinatos, estimulaba intrigas o conspiraba contra figuras influyentes de la política o el gobierno, por el otro, regalaba sandwiches a los mendigos, erigía casas para los pobres de Medellín o construía canchas de fútbol para los niños de los tugurios, lo que le proporcionaba un fuerte apoyo popular en los barrios pobres de la ciudad.
    Escobar comenzó con pequeños timos y hurtos. Al contrario de lo que se decía, no tenía un negocio de bicicletas ni robaba lápidas para revenderlas, ya que era creyente desde muy pequeño, al igual que su familia, y esto hacía que tuviese mucho respeto a los espíritus. Años más adelante construiría varias iglesias, campos de fútbol y reconstruiría la ciudad con los ingresos de la cocaina. A medida que fue creciendo se involucró con el hurto de autos en las calles de Medellín, pero pronto se involucró en el tráfico de marihuana hacia los Estados Unidos. Se le involucró en el secuestro y homicidio del industrial Diego Echavarría Misas en 1971, y del capo del narcotráfico Fabio Restrepo en 1975. Primero actuaba como intermediario que compraba la pasta de coca en Colombia, Bolivia y Perú, y luego vendiéndola a traficantes que la llevaban a Estados Unidos. En la década de 1970 se convirtió en una pieza clave para el tráfico internacional de cocaína. Asociado con Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, Jorge Luis Ochoa y sus hermanos Fabio y Juan David, fundó el Cártel de Medellín, aunque no se discutía su liderazgo en el grupo. Se adueñó de pistas, rutas, laboratorios y monopolizó el comercio ilegal desde la producción hasta el consumo.
    Posteriormente llegaría a acumular una fortuna superior a los cinco mil millones de dólares y a ser el séptimo hombre más rico del mundo según la revista Forbes. Fue dueño de una de las haciendas más extensas de Colombia, llamada Hacienda Nápoles, que se convirtió en su centro de operaciones. En esta hacienda reunió más de 200 especies de animales exóticos para la región, como hipopótamos, jirafas, elefantes, cebras y avestruces, todos ingresados al país como fruto del soborno a las autoridades aduaneras, lo que no impidió la difusión televisiva del inmueble en un reportaje propagandístico. Era aficionado a los automóviles lujosos y, después del atentado perpetrado por sus enemigos del Cártel de Cali, se encontraron más de 40 autos deportivos en el estacionamiento del edificio Mónaco en Medellín, donde vivía parte de su familia. Es difícil calcular la totalidad de sus bienes raíces como edificios, oficinas, fincas, locales comerciales y casas, pero algunos datos hablan de más de 500 predios de su propiedad. También poseía helicópteros, motocicletas, lanchas y varias avionetas para transportar la droga a través de la difícil geografía colombiana  


    LA GERRA DEL NARCOTERRORISMO:
    Guerra del Narcoterrorismo
    Fecha30 de abril de 1984 – 2 de diciembre de 1993
    LugarBandera de Colombia Colombia
    ConflictoConflicto armado que enfrento al Estado colombiano y a una amalgama de actores ilegales entre ellos paramilitares, con el cartel de Medellin entre el 30 de abril de 1984, cuando cayo asesinado el Ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla y el 2 de diciembre de 1993, día en que fue abatido Pablo Escobar Gaviria, cabeza de la organización narcoterrorista.
    ResultadoVictoria del Estado colombiano, desmantelamiento del Cartel de Medellin, Hegemonia del Cartel de Cali.
    Beligerantes
    Carteles de la Droga/Paramilitares
    Flag of Colombia.svg Gobierno de Colombia

    Bandera de los Estados Unidos Estados Unidos de América

    Comandantes
    *Pablo Emilio Escobar Gaviria 
    *Jose Gonzalo Rodríguez Gacha 
    *Gustavo Gaviria Rivero 
    *Jorge Luis Ochoa (R)
    *Juan David Ochoa (R)
    *Fabio Ochoa Vasquez (R)
    *Carlos Lehder Rivas (C)
    *Carlos Castaño Gil
    *Fidel Castaño Gil
    *Gilberto Rendón Hurtado 
    *John Jairo Arias Tascón 
    *Fernando Galeano (M)
    *Gerardo Moncada Cuartas (M)
    Belisario Betancur Cuartas
    Virgilio Barco Vargas
    César Gaviria Trujillo

    Luis Carlos Galan 
    Rodrigo Lara Bonilla 


    Miguel Rodríguez Orejuela
    *Gilberto Rodríguez Orejuela
    *Jose Santacruz Londoño
    *Helmer Herrera
    *Henry de Jesús Pérez 
    *Carlos Castaño Gil
    *Fidel Castaño Gil
    *Orlando Henao
    *Arcangel Henao
    *Wilber Alirio Varela
    *Hernando Gómez Bustamante
    Fuerzas en combate
    Cartel de Medellin (1989):
    3.000
    (1990):
    2.000
    (1992):
    500
    (1993):
    130
    Fuerzas Armadas 1989 - 1993:
    140.000
    Policía:
    60.000 - 70.000
    Bloque de Busqueda (1989):
    450 operativos - 50 de inteligencia
    Bloque de Busqueda (1992):
    300 operativos - 318 de apoyo
    Bajas
    Terroristas del cartel: 2.000 - 2.500 muertos (576 de la cupula del Ala militar)
    20.000 detenidos.
    Fuerzas Armadas: 657 uniformados muertos (1989-1993)
    1.000 heridos

    1.500 Paramilitares y miembros de carteles rivales.

    15.000 - 20.000 civiles muertos (1142 civiles asesinados en ataques terroristas)

    En 1983, tras los artículos de El Espectador, fue expulsado del movimiento político y denunciado por el entonces Ministro de Justicia colombiano Rodrigo Lara Bonilla, a quien mandó a asesinar en 1984, dando inicio a un período que ha pasado a la historia como el "narcoterrorismo".
    Entre sus crímenes más notorios se encuentran:
    • Ordena el asesinato de Guillermo Cano, director del periódico El Espectador (17 de diciembre de 1986), con el fin de intimidar a los periodistas de dicho diario, y, por extensión, a toda la prensa colombiana. La intimidación por parte de Escobar fue una de sus estrategias más exitosas en su lucha por el dominio y comercio de droga.
    • Ordena el asesinato del pre-candidato presidencial Luis Carlos Galán[14] (18 de agosto de 1989), partidario de permitir la extradición de los narcotraficantes a los Estados Unidos, y considerado como entre los mejor posicionados para hacerse con la candidatura del Partido Liberal. En este asesinato también se involucra a Alberto Santofimio Botero como coautor intelectual del hecho.
    • El 29 de octubre de 1989, el periodista Jorge Enrique Pulido Sierra sufre un atentado a manos de sicarios del Jefe del Cartel de Medellín Pablo Escobar Gaviria (de quien ya había recibido amenazas), cuando se disponía a regresar a su programadora, luego de la emisión dominical del Noticiero Mundo Visión, recibiendo varios impactos de bala; los mismos que días después (el 8 de noviembre de 1989) terminarían por dar fin a su existencia y seis meses después, a su programadora.
    • Hace estallar el vuelo 203 de Avianca[15] (27 de noviembre de 1989) con el fin de matar al entonces candidato César Gaviria (quien no subió al avión por consejo de sus asesores), con un saldo de 107 muertos.
    • 6 de diciembre de 1989, coloca un carro bomba frente al edificio del DAS, la policía secreta colombiana, buscando acabar con su director, el general Miguel Alfredo Maza Márquez, quien salió ileso a pesar de que la edificación quedó semidestruida. El atentado le costó la vida a aproximadamente 70 personas y causó centenares de heridos.
    • En distintos momentos a nombre de Los Extraditables, organización liderada por Pablo Escobar, secuestra a familiares de miembros del gobierno y a periodistas, de la larga lista de secuestrados los más reconocidos fueron: Francisco Santos Calderón (redactor jefe del diario El Tiempo), Maruja Pachón de Villamizar (periodista y directora general de Focine, esposa del político y diplomático Alberto Villamizar), Beatriz Villamizar de Guerrero (hermana de Alberto Villamizar y asistente personal de Focine), Diana Turbay (directora del noticiero de televisión Criptón y de la revista Hoy x Hoy, hija del expresidente de la República Julio César Turbay, murió en hechos confusos durante un intento de rescate de la policía), Marina Montoya de Pérez (hermana del exsecretario General de la Presidencia, Germán Montoya, Marina Montoya es ejecutada por sus captores, su ejecución es luego reconocida en un comunicado de Los Extraditables como represalia por la muerte de sicarios y colaboradores del Cartel de Medellín en manos de la policía, en especial por la muerte de los hermanos Armando y Ricardo Prisco Lopera, líderes de 'Los Priscos', brazo armado del cartel de Medellín), Álvaro Diego Montoya (hijo mayor del entonces Secretario General de la Presidencia, Germán Montoya), Patricia Echeverri y su hija Diana Echeverri (parientes políticas del expresidente de la República Virgilio Barco), Andrés Pastrana (periodista y exconcejal de Bogotá, hijo de expresidente de la República Misael Pastrana).
    Tras amedrentar a los gobiernos de Virgilio Barco (1986 - 1990) y de César Gaviria (sucesor de Barco en 1990) mediante la violencia, y debido a la mediación del padre Rafael García Herreros, se entregó a la justicia colombiana en junio de 1991, con la condición de no ser extraditado a los Estados Unidos (para lo cual se realizó una reforma a la Constitución de Colombia). Fue recluido en "La Catedral", una cárcel en el municipio de Envigado, dotada con todo tipo de lujos según las especificaciones de Escobar, y desde donde siguió delinquiendo, ejecutando incluso a viejos compañeros de la mafia en sus instalaciones, como los hermanos Moncada y los Galeano. El 22 de junio de 1992 se fugó tranquilamente, tras haberse enterado de que iba a ser trasladado de prisión.
    El asesinato de los Moncada hizo que personas en la mafia y en los paramilitares conformaran un grupo que se hizo llamar "Los Pepes" ("Perseguidos Por Pablo Escobar") y que utilizó las mismas tácticas para enfrentar al capo. Pusieron bombas en sus edificios, asesinaron a sus abogados y profundizaron el baño de sangre que sufría Colombia. Los hermanos Castaño también tuvieron una disputa con Escobar, y Fidel Castaño se convirtió en jefe de operaciones de Los Pepes. Después de las muertes de Escobar y de Fidel Castaño a causa de un balazo de rifle disparado por un integrante del EPL en 1994 en el norte de Colombia, Carlos Castaño lograría convertirse en la cabeza paramilitar.
    Fue uno de los peores asesinos de la historia colombiana. La configuración de su estructura criminal dio origen a la conformación de los grupos paramilitares, con todos sus métodos de ajusticiamiento y torturas. Varios de los mandos medios del cartel de Medellín se convirtieron en jefes paramilitares, entre ellos se encuentra Diego Fernando Murillo alias Don Berna.

    [editar] Socios del Cartel

    Los principales socios de Escobar dentro del Cartel de Medellín, durante la década de los 70 y 80 fueron:
    • Gonzalo Rodríguez Gacha "El mexicano": nacido en Pacho (Cundinamarca) se convirtió en el principal aliado y sostén de Escobar durante la guerra emprendida contra el Estado colombiano. Fue el "Ministro de guerra" del cartel de Medellín y hacia 1989 tenía 1000 hombres en armas en el centro del país. Sus sicarios, alrededor de 70 fueron los encargados de matar a Luis Carlos Galán. Tras el cruento bombardeo al edificio del DAS en Bogotá, que dejó 70 muertos y 500 heridos, se convirtió en el criminal más buscado del país. Traicionado por un lugarteniente suyo, murió el 15 de Diciembre de 1989 en Tolú durante la Operación Apocalipsis junto a su hijo y 5 de sus hombres. Se le acusa de al menos 2000 homicidios.
      Gonzalo Rodriguez Gacha "El Mexicano", muerto en la finca La Lucha entre Tolu y Coveñas el 15 de diciembre de 1989.
    • Gustavo de Jesús Gaviria Rivero "León": primo de Escobar y su mano derecha, acompañó la carrera delictiva de este desde el principio. Encargado de las finanzas del cartel, pasó a ser el segundo hombre del ente narcoterrorista tras la muerte de Rodríguez Gacha. Murió en Medellín durante un operativo, al enfrentarse a tiros con la policía el 12 de agosto de 1990. En el momento de su muerte se hallaba solo y en compañía de su familia.
    • Jorge Luis Ochoa: perteneciente al clan de los Ochoa, fue el mas importante de sus hermanos dentro de la organizacion criminal. Reconocido criador de caballos se convirtió en el número 2 a la muerte de Gaviria Rivero. Se rindió el 15 de enero de 1991 como parte de la política de sometimiento a la justicia del gobierno de César Gaviria.
    • Carlos Lehder "El loco": oriundo de Armenia (Quindío) y reconocido por sus excentricidades, abrió innumerables rutas de tráfico de narcóticos en el Caribe gracias a sus contactos en EE.UU. Capturado en febrero de 1987, fue inmediatamente extraditado y condenado a cadena perpetua pero su pena fue reducida por declarar contra Manuel Antonio Noriega. Es el narcotraficante del Cartel de Medellín, de más alto rango preso en Norteamérica.
    • Mario Henao Vallejo "Paco": cuñado de Pablo Escobar. Pedido en extradición, era quien controlaba todos los negocios del "Patrón" en el Magdalena Medio. Dada su relación familiar con el capo era bastante cercano a la cúpula del Cartel de Medellín. Murió en un operativo realizado el 23 de noviembre de 1989 en la finca El oro del municipio de Puerto Triunfo, cuando se pretendía capturar a Escobar y a uno de los hermanos Ochoa.
    • Juan David Ochoa: el mayor de los hermanos Ochoa. Se sometió a la justicia el 16 de febrero de 1991.
    • Fabio Ochoa Vásquez: el menor del clan, fue el primero en someterse a los decretos de rebaja de penas el 18 de diciembre de 1990. Posteriormente sería extraditado en 2001, al incumplir sus acuerdos con el Gobierno colombiano.
    • Luis Fernando Gaviria Gómez "Abraham": primo hermano de Pablo Emilio Escobar Gaviria, conocido dentro de la organización como César y Abraham. Tenía la función de enviar cocaína al exterior y coordinar las acciones de tipo militar, desde la muerte del también primo de el capo, Gustavo de Jesús Gaviria Rivero. Muerto el 23 de Octubre de 1990 en la finca Manantial, vereda La Mosca, jurisdicción del Guarne (Antioquia), en medio de la Operación Apocalipsis II. Junto a él, y enfrentando medio centenar de policías, murió su conductor Nicolás Calle.
    • Griselda Blanco: nacida en Santa Marta de donde se trasladaría posteriormente a Medellín, se convirtió en uno de los primeros grandes capos del tráfico de drogas en la década de los setenta. Asociada a Escobar se mudó a Miami, desde donde coordinó el envío de toneladas de cocaína. Fue arrestada por la DEA el 20 de febrero de 1985 y condenada a 16 años de cárcel. Asesinada por sicarios que le dispararon dos tiros en la cabeza el 3 de septiembre de 2012 cuando salía de una carnicería en el barrio Belén de la ciudad de Medellín.
    • José Rafael Abello Silva "Mono Abello": el séptimo dentro del organigrama del Cartel y principal narco de la costa colombiana. Capturado en un restaurante de Bogotá el 11 de octubre de 1989, fue posteriormente extraditado. Liberado en 2007.
    • Gilberto Rendón Hurtado: el número 8 dentro del Cartel de Medellín y fiel socio de Rodríguez Gacha. Murió con su jefe durante la Operación Apocalipsis. Heredó sus estructuras criminales a su hermano Alirio de Jesús Rendón Hurtado "El cebollero".
    • Gilberto Molina: magnate boyacense de las esmeraldas y aliado cercano de "El mexicano", quien inició la carrera criminal bajo su sombra. Entró más tarde en conflicto con Rodríguez Gacha por el control de rutas del narcotráfico y de la zona esmeraldífera. Terminaría asesinado por 25 sicarios de su ex-socio, junto a 17 personas más en una finca de Sasaima, en febrero de 1989.
    • Francisco Mario y Fernando Galeano Berrio: encargados de los negocios del Cartel de Medellín tras la entrega de Escobar y sus principales lugartenientes del ala militar, se convirtieron en los principales socios de este entre 1991 y 1992, controlando el área financiera de la organización narco-terrorista. Pero terminaron siendo asesinados por orden del capo dentro la cárcel de la catedral en julio de 1992.
    • Gerardo "Kiko" y William Moncada Cuartas: junto a los Galeano se convirtieron en unos de los principales socios del Cartel tras la entrega de Escobar, que les confió el manejo del ala económica de su organización. Compartieron la suerte de sus aliados en julio de 1992.
    • Roberto Escobar Gaviria "El Osito": hermano de "El Patrón", ingresó desde temprano en las actividades delictivas de este, pero manejó un perfil más bien bajo durante este periodo. Se entregó el 7 de octubre de 1992 a las autoridades.
    • Fidel Castaño Gil "Rambo": comandante de los grupos paramilitares de Antioquia y Córdoba, entró en contacto con Escobar a través de Rodríguez Gacha, conocido por su anti-comunismo. Responsable de innumerables masacres y atentados contra la Unión Patriótica y miembros de todos los partidos de izquierda, se alió con el Cartel de Medellín a cambio de ayuda financiera para su organización. Tras la muerte de los Galeano y Moncada (sus socios) entró en conflicto con Pablo Escobar, creando Los PEPES junto a su hermano Carlos y al Cartel de Cali. Murió en combates contra la guerrilla del EPL en 1994.
    • Carlos Castaño Gil: hermano de Fidel participó activamente primero en la campaña de exterminio contra la izquierda y luego en Los PEPES. A la muerte de "Rambo" quedó al frente de la autodefensas. Fue asesinado en 2004 por su hermano Vicente Castaño.
    • Henry de Jesús Pérez: al mando de los paramilitares del Magdalena Medio, se alió con Rodríguez Gacha en la década de los ochenta a cambio de financiación y armas. Participó en la campaña que emprendió "El Mexicano" contra la Unión Patriótica. A la muerte de este, se enemistó con Pablo Escobar y entró en guerra con el Cartel de Medellín. Cientos de sicarios, paramilitares y civiles murieron en los continuos ataques de lado y lado. Finalmente fue asesinado a mediados de 1991 durante la fiesta de la Virgen del Carmen en Puerto Boyacá.[16]
    LUGARENTES Y SICARIOS:
    • John Jairo Arias Tascón alias "Pinina": a los 29 años, era jefe de 2000 sicarios en Medellín y de la escolta de Pablo Escobar. Hombre de confianza de "El Patrón", "Pinina" tenía una larga amistad con él, llegando a ser el quinto en la jerarquía de la organización, con el ala militar del cartel bajo su mando. Su niñez transcurrió en medio de la pobreza y la violencia de los barrios marginales de Medellín. Antes de los quince años ya conocía muchos de los secretos del oficio. Había sido raponero a los 12, pandillero a los 14 y a los 15 hizo sus primeros trabajos como sicario. Era, para entonces, uno de esos adolescentes que iba a recibir entrenamiento en las escuelas de pistoleros, en las afueras de Medellín. Su sangre fría, su instinto para matar y el arrojo demostrado en los entrenamientos contrastaban con su figura frágil y, más aún, con la voz chillona que le valió los apodos de "Pinina" y "Andrea", pues encontraban su tono parecido a la de la actriz argentina Andrea del Boca. Muy rápidamente ascendió en la jerarquía del sicariato, y ayudado por el conocimiento que tenía de las gentes de la comuna, recluto gran cantidad de jóvenes para dichas actividades delincuenciales. Por eso, el primer magnicidio del cartel, el asesinato del ministro Rodrigo Lara Bonilla, se le encomendó a él. Fue él quien contrató y pagó a Byron de Jesús Velásquez, Iván Darío Guizao Álvarez y a los demás integrantes de la banda que cometió el asesinato en abril de 1984. Vinculado además con los crímenes de Antonio Roldán Betancur, del coronel Valdemar Franklin Quintero, del procurador Carlos Mauro Hoyos, del periodista Jorge Enrique Pulido y en los atentados al edificio del DAS y al avión de Avianca, que dejaron cerca de doscientas víctimas mortales. Dirigió en abril-junio de 1990 la oledada de ataques que causaron cientos de muertos en todo el país. Murió el 14 de junio de 1990, en un operativo de la Policía cuando se encontraba en su apartamento del barrio El Poblado de Medellín, en compañía de su esposa y de su hija de seis meses.[17]
    • Mario Castaño Molina " El Chopo": a la muerte de "Pinina" y "Tyson" se convirtió en el último jefe militar del Cartel. Sanguinario y ambicioso, Castaño servía de enlace entre Escobar y el ala militar y financiera de la organización. Era comandante, además, de numerosas bandas de sicarios y coordinó varias de ellas para asesinar a decenas de policías en Medellín. Responsable también de la purga al interior de la cúpula que le costó la vida a los Hermanos Galeano y Moncada. Encabezo la ultima ofensiva terrorista del cartel entre agosto de 1992 y marzo de 1993, en la que murieron mas de 200 civiles y uniformados. Fue abatido en su apartamento por la Policía el 19 de marzo de 1993. Sorprendido mientras dormía sin camisa, se enfrentó a los uniformados y recibió 48 impactos de bala en el tiroteo. Era considerado por Pablo Escobar como el hombre más leal y guerrero de su organización.
    • Brances Alexánder Muñoz Mosquera "Tyson": hijo de una familia de evangélicos y de un ex-policía. Tyson pasó a ser hombre de confianza de Pablo Escobar en 1988 a través de varios enlaces de la organización, entre ellos su hermano alias "La Quica". Muñoz es señalado como uno de los hombres que dirigió el grupo de hombres que en diciembre de 1989 dinamitó el cuartel general del DAS, instaló dos carros-bomba en los barrios Quirigua y Niza, y voló un avión de Avianca con 107 pasajeros. A su organización se le sindica, además, del asesinato de cuarenta policías en Medellín en 1990 y de haber dirigido personalmente la matanza de la hacienda Los Cocos, en Candelaria (Valle), donde murieron acribilladas 19 personas que asistían a un encuentro de fútbol aficionado en septiembre del mismo año. Murió el 28 de octubre de 1992 a manos de la Policía, que ingresó con explosivos a la vivienda donde se hallaba en compañía de dos mujeres. Tyson logró hacer dos ráfagas con una subametralladora MP5, antes de caer abatido por 18 impactos de bala. Se le sindicaba de al menos 700 homicidos.[18]
    • Daydenys Muñoz Mosquera "La Quica": el primero en entrar de su familia al servicio de Escobar como guardaespaldas de alias "Chiruza". Hermano de alias Tyson, era señalado por la Policía como jefe del ala terrorista del Cartel en conjunto con este. Había protagonizado, el 2 de agosto de 1988, una espectacular fuga de la cárcel de Bellavista, en Bello (Antioquia). Manejaba un grupo de 140 sicarios al servicio de Pablo Escobar y estaba sindicado por las autoridades de dirigir el asesinato de medio centenar de policías y la colocación de una decena de carros-bomba. Es capturado por el Ejército en la zona rural del municipio de San Rafael, al oriente de Antioquia el 7 de enero de 1991. Se fugó de la cárcel La Modelo en abril del mismo año y posteriormente viajaría a EE.UU., donde la DEA lo retuvo el 26 de septiembre de 1991 en la calle 103 de Queens, Nueva York. Está condenado a 5 cadenas perpetuas.[19]
    • Jhon Jairo Velasquez Vásquez "Popeye": jefe de sicarios de Pablo escobar y su hombre de confianza. Prestó servicio militar en la Marina colombiana y se enroló desde 1986 en el Cartel de Medellín como conductor y guardaespaldas del capo. Fue ascendiendo dentro de la jerarquía de la organización narco-terrorista y participó en el secuestro de Andrés Pastrana y el asesinato del Procurador Carlos Mauro Hoyos en enero de 1988. Acusado además de otros 250 asesinatos. Tras participar en la muerte de los Galeano y los Moncada, se fugó de la cárcel La Catedral, para finalmente entregarse a las autoridades junto a Roberto Escobar Gaviria y Otoniel de Jesús González Franco "Otto", el 9 de octubre de 1992.
    • Fabian Tamayo "Chiruza": Mano derecha de John Jairo Arias Tascon "Pinina". Controlaba el barrio Guayabal en el suroriente de Medellin y era el pagador de los soldados y policias al servicio del cartel. Cercano ademas a los capos de Cali, manejaba su seguridad cuando estos se desplazaban a la capital antioqueña. No obstante, cuando empezo la guerra de carteles, se cambio de bando y solo reconocio como su jefe a Pablo Escobar. Famoso entre los sicarios por dar a fumar marihuana a sus victimas antes de asesinarlas. Fue muerto en represalia por pistoleros del cartel de Cali en 1988.
    • Luis Carlos Alzate Urquijo "Arete": hijo de la esposa de Roberto Escobar, estaba sindicado de terrorismo y sicariato. Vinculado por la inteligencia policial a la acción terrorista contra el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y al atentado del teatro Lioli, dirigido a una patrulla del Cuerpo Élite. Se convirtió en una prioridad del Bloque de Búsqueda a raíz del carro bomba que estalló 21 de enero de 1993 en la calle 72 con carrera séptima, en el norte de Bogotá, hecho que fue adjudicado a la banda que él dirigía. Tras perder a dos de sus más importantes hombres (Leonardo Rivera "Leo" y Carlos Mario Ossa Salazar "El Canoso"), se entregó a las autoridades el 17 de febrero de 1993. Declaró ser el autor material del atentado al avión de Avianca, ocurrido en Noviembre de 1989.[20]
    • León Puerta Muñoz "El Angelito": Mando medio del Cartel de Medellin, conocido como "el Angelito" por su crueldad y sangre fria al matar. Se convirtio a la muerte de los principales lugartenientes de Pablo Escobar entre octubre de 1992 y marzo de 1993, en su jefe de seguridad y hombre de confianza. Logro esquivar la persecucion de las auridades por 6 meses, ocultando habilmente el paradero del capo. Responsable del bombazo del parque la 93, fue abatido por la Policia en octubre de 1993 junto a su hermano. Su muerte dejo practicamente solo al jefe del cartel de Medellin y desarticulada el ala militar de la organizacion, ahora solo en manos de sicarios rasos.
    • Jhon Jairo Posada Valencia "Tití": Uno de los hombres más cercanos a Pablo Escobar y que actuaba como el doble del capo. Responsable del asesinato del coronel Valdemar Franklin Quintero el 18 de agosto de 1989, y de la oleada terrorista de noviembre-diciembre de 1992 que dejó 70 policías y 9 civiles muertos en Medellín. Detenido el 30 de Diciembre de 1992 cuando se encontraba en compañía de sus familiares en un apartamento del conjunto Bloques de Alejandría, en El Poblado. Al momento de su captura, le fueron decomisadas siete subametralladoras, dos mini Uzi, dos fusiles, entre ellos un R-15 y uno Auge, y dos escopetas.[21]
    • Otoniel de Jesús González Franco "Otto": lugarteniente de "El Patrón", dirigía una banda de sicarios al servicio del cartel. González se sometió por primera vez a la justicia colombiana el 19 de junio de 1991, junto con Pablo Escobar. Fue, además, uno de los ocho hombres que acompañaron al capo en su fuga de La Catedral, el 22 de julio de 1992. El 9 de octubre de 1992 se sometió a la justicia por segunda vez, en compañía de Roberto Escobar "Osito" y de John Jairo Velásquez Vásquez "Popeye". Liberado en 2001 tras pagar 8 años de prisión, fue asesinado en febrero de 2002.
    • Hernán Darío Henao "HH": jefe de seguridad del cartel de Medellín, conocido como HH y primo de la esposa de Pablo Escobar, María Victoria Henao. Era el confidente del capo y su principal asesor. Se encargó de financiar con dineros del narcotráfico entre 1984 y 1988, las autodefensas del Magdalena medio, y puso esas organizaciones al servicio de su patrón y de José Gonzalo Rodríguez Gacha "El Mexicano", para mantener así abierto el cordón del Magdalena medio entre Cundinamarca y Antioquia. Durante esa misma época, ingresó a la organización como testaferro, para controlar laboratorios que el Cartel tenía establecidos en esa zona del país. Posteriormente durante los primeros años de la guerra contra los narcotraficantes entre 1989 y 1990 se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza de Escobar para la administración de la Hacienda Nápoles, situada en Puerto Triunfo, en donde fue además jefe de personal. En 1990, en desarrollo de la Operación Cocorná II, Henao fue capturado con otros 27 hombres a quienes se les decomisó armas, explosivos y dinero. Durante esa operación, de la que escaparon Escobar y Jorge Luis Ochoa, Henao dispuso los grupos de evacuación que a la postre permitieron la fuga de los dos narcotraficantes. Tras su detención, fue trasladado a la Cárcel Nacional Modelo de Bogotá, y puesto en libertad posteriormente por un despacho judicial. Desde la fuga de Escobar de La Catedral el 22 de julio de 1992, HH tenía el control sobre la caja menor del jefe del Cartel y sobre los sistemas de seguridad y de movilización del capo. Estaba encargado además de la cobertura y la preparación de las caletas empleadas por Escobar para ocultarse. Luego de la muerte de Brances Muñoz Mosquera, Tyson, en octubre de 1992, Henao intentó reconstruir el ala militar que dirigía el terrorista, y agrupó a cinco de sus hombres para organizar las acciones contra diferentes objetivos. Fue abatido por la Fuerza Pública el 1 de marzo de 1993 en el barrio Laureles de Medellín, tras un intenso tiroteo con policías y soldados que se prolongo varios minutos.[22]
    • Johny Rivera Acosta "El Palomo": uno de los comandantes del ala terrorista del Cartel de Medellín, hombre de confianza de Pablo Escobar Gaviria y experto francotirador. Jefe de seguridad hasta su entrega el 28 de junio de 1991. Un año más tarde, el 22 de julio de 1992, escapó de La Catedral en compañía de su Patrón. Prófugo de la justicia, se refugio en un principio en Manizales, tratando de evadir a las autoridades, para posteriormente trasladarse a Medellín y a Itaguí, donde fue localizado por los efectivos del Bloque de Búsqueda, a las 2:30 de la mañana del 27 de Noviembre de 1992. 200 uniformados apoyados por helicópteros artillados de la Fuerza Élite y dos blindados tomaron parte en la operación que se prolongó por casi media hora. Al final de un intenso intercambio de balas, Rivera y los 2 sicarios que le servían de escoltas resultaron muertos. Se le acusaba de haber pagado a grupos de pistoleros más de 100 millones de pesos por el asesinato de 38 agentes de la Policía en Medellín, en represalia por la muerte de Brances Muñoz, "Tyson". Además había sido responsabilizado del ataque con carro-bomba en las cercanías de la plaza de toros La Macarena en febrero de 1991.
    • Juan Carlos Ospina Álvarez "Enchufe": Jefe de sicarios del Cartel de Medellín, responsable de la activación de numerosos carros bomba en la capital antioqueña y del ataque a miembros de los organismos de seguridad. Vinculado por las autoridades al secuestro del entonces candidato a la Alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana en 1988, de haber participado en la muerte del jefe de inteligencia de la Policía en Medellín, capitán Fernando Posada Hoyos en diciembre de 1992, y en la muerte del periodista Jorge Enrique Pulido. Muerto el 12 de enero de 1993 en un operativo del Bloque de Búsqueda, junto a otro miembro del Cartel, Byron Arcila Valdés.
    • Victor Giovanni Granada "El zarco": sicario del Cartel de Medellín y segundo hombre en la organización de alias "Arete". Aunque se le conocían pocos antecedentes, las autoridades lo sindicaban de ser uno de los pistoleros que junto con Brances Muñoz Mosquera "Tyson", Mario Castaño Molina "El Chopo" y Sergio Alfonso Ramírez "El Pájaro", secuestraron y asesinaron a varios jefes del Cartel de Medellín por orden expresa de Pablo Escobar Gaviria, entre ellos algunos miembros de las familias Moncada y Galeano y a Walter Elkin Estrada, guardaespaldas de los segundos. Fue abatido por la Policía el 16 de Enero de 1993, cuando se enfrentó a 20 uniformados, momentos después de haberse bajado de un Renault 6 azul en la calle 44 con carrera 65 en Medellín.
    • David Ricardo Prisco Lopera "Richard": delincuente común, jefe de la banda antioqueña de Los Priscos. Miembro de una familia de sicarios al servicio del Cartel de Medellín, tenia un largo prontuario criminal a cuestas, a pesar de su particular vocación religiosa: sindicado de participar en varios de los magnicidios que sacudieron a Colombia durante los años ochenta, Prisco y sus hermanos mandaron a levantar con el dinero recibido por sus primeros crímenes una estatua de la Virgen del Carmen en su vieja casa del barrio Aranjuez. Prisco tenía un contacto muy cercano con el jefe del Cartel de Medellín. Capturado en Pereira en 1980 por la Policía, tras recuperar su libertad, fue reclutado por orden expresa de Pablo Escobar Gaviria e incorporo más de 300 hombres para la ejecución de secuestros, atentados terroristas y asesinatos. Vinculado a los asesinatos del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, del director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza; del magistrado Hernando Baquero Borda; del juez Primero Superior, Tulio Manuel Castro Gil; del procurador Carlos Mauro Hoyos, del gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur; del coronel Valdemar Franklin Quintero y del coronel Jaime Ramírez Gómez. Fue alcanzado por el brazo de la Policía Elite el 22 de enero de 1991, al ser sorprendido en una mansión del barrio Conquistadores al occidente de la capital antioqueña. Cerca de 100 uniformados acordonaron la casa y se enfrentaron al cabecilla de la banda y a su primo, Vidal de Jesús Osorio Valencia dandoles de baja. Su muerte provoco una fuerte respuesta de Los Extraditables que asesinaron en represalia a Marina Montoya pocos días después.[23]
    • Armando Alberto Prisco Lopera: Hermano del anterior y su segundo al mando dentro de la organización delicuencial. Juntos asumieron el manejo total del ala terrorista del Cartel de Medellín después de la muerte de Jhon Jairo Arias, Pinina, de Gustavo de Jesús Gaviria y Abraham, otro primo de Escobar. Cayó el mismo día que su hermano en un operativo del Cuerpo Élite el 22 de enero de 1991, en la vereda Cabecera, de la inspección de Llano Grande del municipio de Rionegro (Antioquia). Murió junto a sus escoltas, Rodolfo de Jesús Rivas y Héctor Darío Molina Pérez.[23]
    • José Rodolfo Prisco Lopera: segundo cabecilla máximo de Los Priscos, luego de la muerte de su hermano y primer jefe de la banda delicuencial, Eneas Prisco Lopera alias El Negro, muerto en 1986 en el barrio Campo Valdés de Medellín. Entró muy pronto a servicio del narcotráfico y participo en sus actividades terroristas. Eliminado el 31 de julio de 1987, por el DAS en Bogotá.[23]
    • Jaime Eduardo Rueda Rocha: Natural de Yacopí (Cundinamarca), milito primero en la guerrilla de las Farc, antes de desertar para convertirse en su pueblo natal, en jefe de un grupo de "pájaros" o sicarios conocidos como "los Negritos". Fue formando parte de dicha banda delicuencial que conoció a Gonzalo Rodríguez Gacha, y entro a su servicio. Seria posteriormente enviado al Magdalena Medio para recibir entrenamiento del mercenario israelí Yair Klein. En 1989 fue encargado por "el Mexicano" de dirigir el primer atentado contra el General Maza Marquez en mayo del mismo año y de protagonizar el asesinato del líder liberal Luis Carlos Galán. Con 70 hombres bajo su mando, se infiltro en la manifestación política del 18 de agosto de 1989 en Soacha (Cundinamarca), y con una ametralladora Mini Atlanta 380, entregada por sus socios de Medellín segó personalmente la vida del candidato a la presidencia disparándole una ráfaga por debajo del chaleco anti-balas. El 20 de septiembre de 1989, un mes después del atentado, la Policía capturó al sicario junto con otros tres hombres: su medio hermano Evert Rueda Silva, y los hermanos Jaime y Enrique Chávez. Posteriormente, se fugaría de la penitenciaría La Picota el 18 de septiembre de 1990 y huiría al Magdalena Medio, donde armo su propio grupo paramilitar con 150 hombres en armas, moviéndose por la región de Puerto Bogotá, Yacopí, Honda, La Dorada, Patevaca y Llano Mateo. En marzo de 1992, Rueda Rocha asesino, desmembró y arrojó al Rio Magdalena, al alcalde de Puerto Boyacá, Gustavo Londoño, y a las cuatro personas que lo acompañaban en un paraje rural cerca de Honda. Ubicado por un informante, fue sorprendido por 15 miembros del GOES en el restaurante La Variante, a dos kilómetros de Honda, a las 5:30 de la mañana del 23 de abril de 1992. Rueda Rocha y los 6 escoltas que lo acompañaban abrieron fuego, desatando un tiroteo que se prolongo por espacio de media hora. Al final el asesino de Galán cayó abatido a 15 metros de la mesa donde estaba sentado, cuando intentaba saltar por una alambrada y huir. También resultaron muertos todos sus guardaespaldas y un policia.[24]
    • Jorge Enrique Velásquez "El Navegante": natural de Buenaventura y propietario de una modesta compañía naviera en Cartagena. Se convirtió en hombre de confianza de Rodríguez Gacha a través del envío de cargamentos de droga al exterior y de la importación de armas para sus ejércitos paramilitares. Traicionó a su jefe y reveló a la Policía el paradero del legendario narcotraficante en la costa caribe de Colombia. Tras la muerte de su antiguo jefe fue perseguido por el cartel de Medellín y por Pablo Escobar que puso precio a su cabeza. Finalmente se refugió en EE.UU.
    • Luis Fernando Zabala Álvarez: ingeniero eléctrico, convertido en explosivista del Cartel de Medellín y encargado de armar las bombas. Luego de la muerte de Pablo Escobar pasó al ELN asesorándolo en dicha materia, hasta ser capturado y asesinado por Carlos Castaño.
    • José Heber Rueda Silva: medio hermano de Jaime Eduardo Rueda Rocha. Fue sindicado por el DAS, pocos días después del asesinato de Galán como uno de los presuntos autores materiales del crimen. También existían acusaciones de haber participado en el atentado contra el general Miguel Maza Márquez; además aparecía comprometido como presunto miembro del grupo criminal que asesinó al dirigente sindical Teófilo Forero, y figuraba en la lista de implicados en el atentado contra las instalaciones de El Espectador. Detenido junto a su hermano, permaneció en prisión y fue asesinado el 21 de junio de 1992 en la cárcel Modelo de Bogotá.
    • Leonardo Rivera Rincon "Leo": muerto el 4 de febrero de 1993 durante una acción del Cuerpo Élite. Sicario del Cartel y enlace de Carlos Alzate Urquijo "Arete", con Escobar. Leo controlaba una organización de veinte pistoleros a sueldo que operaba en el barrio Buenos Aires de Medellín. Pertenecía al grupo de bandas de sicarios que manejaba "El Zarco".
    • Sergio Alfonso Ramírez Muñoz "El Pájaro": jefe de un grupo de sicarios que operaban en el centro del país. Encargado de los secuestros de Maruja Pachón de Villamizar y Beatriz Villamizar de Guerrero, y del asesinato de Marina Montoya, hermana del ex-secretario general de Presidencia German Montoya. Capturado el 30 de septiembre de 1992 en una acción que culminó con la muerte de un sargento de la Policía en el edificio Mompox, de Medellín. Hombre de confianza de la familia de Escobar. Está sindicado de ser uno de los hombres del ala terrorista que controla Brances Muñoz Mosquera "Tyson".
    MUERTE:

    Miembros de la Policía Nacional de Colombia posan junto al cadáver de Pablo Escobar.
    Policías observan el cadáver de Pablo Escobar, abatido por la Policía; con dos tiros.
    Tras la fuga de Escobar, las autoridades colombianas crearon el "Bloque de Búsqueda", un cuerpo conformado por la Policía Nacional, el ejército y los cuerpos antidroga de Estados Unidos. El Bloque de Búsqueda se dio a la tarea de localizar a Escobar hasta que, después de un año y cuatro meses de intensas labores de inteligencia, el 2 de diciembre de 1993, consiguió rastrear seis llamadas que Escobar le hizo a su hijo. Al estar acorralado intentó escapar, pero le propiciaron dos disparos en la espalda.
    No obstante, de su muerte existen varias hipótesis:
    • Sería acribillado por todo el Bloque intentando huir. Esta escena es representada por un cuadro de Botero.
    • Escobar se daría un tiro debajo de la oreja, lo cual se vio en la exhumación del cadáver; se cree esta versión por el lema de Los Extraditables: "Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos".
    • No es cierto que un francotirador del grupo los "Pepes" le disparó. Este disparo fue hecho por un oficial de la DIJIN que conformaba el Bloque de Búsqueda.
    • El coronel Hugo Heliodoro Aguilar lideró el grupo de asalto que llegó a la casa que previamente unidades de inteligencia de señales de la DIJIN habían radiolocalizado con tecnología francesa y británica adquirida por la Policía Nacional en 1991 y operada por oficiales y suboficiales de inteligencia de la Policía Colombiana (en una entrevista con Gilberto Rodríguez Orejuela se dice que éste ayudó a la compra de dicha tecnología). Un mito dice que Aguilar le habría dado el tiro de gracia a Escobar.
    La muerte de Escobar generó distintas reacciones: su familia y sus protegidos lloraron su muerte, y a su entierro asistieron miles de personas, en su mayoría de los barrios pobres de Medellín. Pero la prensa y el gobierno lo consideraron un triunfo en la lucha contra las drogas y el principio del fin del tráfico de estupefacientes, lo cual no sucedió hasta la fecha; hoy en día paramilitares, guerrilleros y grupos de delincuencia organizada conocidos como Bacrim (Bandas criminales) se disputan el negocio del narcotráfico.
    Al momento de su muerte, la revista Semana de Bogotá describía así la huella que marcaba en la historia de Colombia: "No dejó gobernar a tres presidentes. Transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía de Medellín y del país. Antes de Pablo Escobar los colombianos desconocían la palabra sicario. Antes de Pablo Escobar Medellín era considerada un paraíso. Antes de Pablo Escobar, el mundo conocía a Colombia como la Tierra del Café. Y antes de Pablo Escobar, nadie pensaba que en Colombia pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por cuenta de Pablo Escobar hay carros blindados en Colombia y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por cuenta de él se cambió el sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las Fuerzas Armadas. Pablo Escobar descubrió, más que ningún antecesor, que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder."